La realidad es que, actualmente, puedes entrenar con tu propio peso corporal, a través entrenamientos cortos que puedes realizar en casa si no dispones de mucho tiempo, e ir aprendiendo la técnica de los ejercicios a media que los vayas haciendo.
A continuación os ofrecemos algunas alternativas de cómo podemos actuar cuando notemos que queremos dejar el entrenamiento para otro día:
- No esperes a tener un plan perfecto para dar el primer paso. A veces nos detenemos porque creemos que no sabemos qué es lo necesario para empezar. Lo bueno es que no hace falta saberlo. Un buen comienzo puede ser comenzar a moverte más y a medida que le cojas el gustillo al ejercicio te podrás poner en manos de profesionales que sabrán como guiarte.
- El movimiento aumenta la motivación. Hay días en los que tenemos más pereza de lo habitual y nos cuesta salir de la cama, es normal. Un truco en estás ocasiones es cambiarnos de ropa y salir de casa, dar un paseo, ir a hacer la compra. Seguro que en ese proceso de comenzar a moverte tu cuerpo se siente más activo y le apetecerá más hacer ejercicio. “Voy a probar a hacerlo, si luego no me siento a gusto puedo volver a casa y descansar”.
- Comenzar es el primer paso, defínelo. Este primer paso debe ser pequeño, no necesitamos grandes propósitos. Cuanto más sencillo, más asequible y nos dará más ganas de repetir la sensación de haber cumplido lo que nos hemos propuesto. Por ejemplo, en vez de comprometernos con hacer 1h de ejercicio, por qué no empezar con 5´ de ejercicio al día y ver cómo nos sentimos.
‘No basta con dar pasos que algún día puedan llevar a la meta, sino que cada paso debe de ser una meta, sin dejar de ser un paso’
– Goethe
- Programa tus entrenamientos. Cuandonos sentamos a planificar nuestro tiempo libre durante la semana y establecemos que días queremos entrenar, nos estamos comprometiendo de manera indirecta con nuestro propósito. No esperes a que mañana te apetezca, planifica ese hueco en tu día para darle esa prioridad. De esta forma ya habrás decidido hoy lo que harás mañana, y no dejarás espacio a no hacerlo.
- Reduce tus expectativas. Permítete empezar cualquier actividad que te propongas sin hacerla perfecta, intenta no juzgarte. En muchas ocasiones ese pepito grillo que todos tenemos nos habla tan alto que creemos que tiene razón y dejamos de hacer las cosas porque no sabemos hacerlas cómo nos gustaría. Pero tranquilx, todo con la práctica sale. Y si no sale como esperábamos podemos aprender de ello. Permítete aprender y equivocarte.
- Escucha el temor. El miedo es una emoción, y como tal, es bueno escucharla. Ten en cuenta lo que esa emoción te quiere decir y permítete sentirla, si no sabes como, recuerda que existen profesional que pueden ayudarte a hacerlo de una forma compasiva. Aprender a actuar a escuchar y a actuar con nuestras emociones es la mejor forma de gestión, aquella que te acercará a tus objetivos!
En Gaea Psicólogas tenemos un equipo multidisciplinar que puede ayudarte desde diferentes puntos a romper con este círculo y a acercarte un poquito más a tus metas, no dudes en contactarnos!